ZUMBIDO
Cuando me llegó la noticia de las audiciones para “Intruders”, el planteo de estrenar una obra inédita de un dramaturgo norteamericano en su idioma original me pareció una idea interesante y un desafío atractivo. Pensé qué bueno que sería formar parte de un proyecto así y comencé a prepararme.
Así fue como conocí a Lian Walden, la directora y hoy, compañera de elenco en el papel de “Sasha”. Ella me acercó partes de un texto intenso, obscuro e ingenioso, y luego de las últimas audiciones me ofreció el papel de “Dan”. Comprobé mis sospechas: la obra estaba buena. Ben Kunkel había escrito una pieza inteligente, retorcida, profunda y con un mundo interno fascinante.
El “trabajo de mesa” junto a mis nuevos compañeros de elenco fue el comienzo de un largo camino de creación en el que, me voy a atrever a decir que todos formamos parte. Teníamos a nuestro cargo la tarea de adaptar a la realidad de la escena porteña una obra de 2 horas, creada por y concebida para una cultura distinta, especialmente en lo que a modos de producción del teatro se refiere. Tuvimos la suerte de contar con la dirección y la pasión de una yanqui capricorniana que no se detuvo ante nada (Literalmente...) en su afán de llevar la obra a cabo y sin la determinación de la cual nada de esto hubiera sido posible.
La complejidad de este proceso hizo que se extendiera mucho más de lo planeado en un principio; contemplando recortes de texto; presentaciones a festivales y subsidios; modificaciones en el equipo de producción; las sentidísimas bajas de dos colegas, ya amigas, con las que compartíamos los ensayos: Mariela Ajras y Dafne Schilling ; y la integración de David Maler y Luisina Quarleri, todos ellos, amores míos.
Si bien nadie tenía ni idea de qué tipo de atención podría capturar un proyecto en otro idioma dentro el circuito del teatro independiente de Buenos Aires, había algo en él que había atrapado la mía, la nuestra, y por lo que todos estuvimos dispuestos a dar un salto de fe sobre la luna. A lo largo de los meses “Intruders” cobro nombre y entidad, dentro y fuera de nosotros. Y toda la energía y el esfuerzo que cada uno de los que formamos parte de ella invirtió hoy vuelven transformados en un espectáculo radicalmente fuerte, así como rico y demandante. Poner un pie en ese escenario es entrar a un universo paralelo, clarobscuro, surreal y peligrosamente cercano a la vez, del que estoy orgulloso de formar parte.
Todo este tiempo, dentro y fuera de nuestros personajes, como toda experiencia laboral, hacer “Intruders” es ante todo una experiencia humana, de reconocimiento y autoconocimiento, creativo y personal. El estreno de este sábado fue uno de los ejemplos más claros: me pasaron cosas que no me habían pasado jamás en la vida. Y más que ver, sentí, como mi nueva familia estaba ahí conmigo. Finalizando un recorrido e iniciando otro. Lian, David, Marina y Luisina: aprendo de ustedes cada día, sobre mí mismo, como profesional, sobre el amor, la humildad y el trabajo en equipo. Los llevo conmigo por siempre. Gracias.
BUZZ
When I first heard about the auditions for “Intruders” (a stage adaptation of a new play by a North-American playwright to be performed in its original language) it sounded like an interesting idea and an attractive challenge. I thought it would be great to be part of such a project so I started to prepare for it.
That´s how I met Lian Walden, director and fellow cast member who plays the role of “Sasha”. She introduced me to parts of the intense, dark and witty text, and after a callback, offered me the role of “Dan”. My suspicions were true: the play was good. Ben Kunkel had written a clever, twisted and profound piece of theater drawing you into a fascinating internal world.
The first read-throughs with my new cast members marked the beginning of a long, creative journey that we all became deeply involved with. We were faced with the task of adapting a two-hour play created by and conceived for a different culture to appeal to the “porteño” stage, especially in terms of production. We were lucky enough to count on the direction and passion of a Capricorn Yankee who did everything (literally…) in her will power to make the play happen; and without whose determination none of this would have been possible.
The whole process took longer than expected with deliberations over script cuts, theater festival applications, changes to the production team and the sadness of losing two colleagues, already friends, Mariela Ajras and Dafne Schilling; followed by the arrival of two new cast members, David Maler and Luisina Quarleri, all of whom I love.
While none of us had any idea what kind of attention a foreign language project such as this would attract in Buenos Aires’ independent theatre circuit, there was something in it that had already captured my, indeed all of our, attentions and became the reason why we were all willing to take a leap of faith. Over the course of the last few months “Intruders” had become an entity inside and around us. And all the energy and effort each member invested in it has resulted in a radically strong, rich and demanding show. To step onto that set is to enter a dark and surreal parallel universe that’s dangerously close to our own, and I´m proud to be a part of it.
Above all, as with any work experience, making “Intruders” has been a very creative and personal experience of recognition and self-knowledge, both in and out of character. The opening night last Saturday was a perfect example: things happened that had never happened to me before but my new family was there for me. Finishing a path and starting a new one. Lian, David, Marina and Luisina: I learn from you every day about myself, as a professional, about love, humbleness and team-work. I will treasure this experience forever. Thank you.
Rock N´Roll…
Francisco
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